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Emblema del Barrio de Palermo

El color verde y celeste es referencia explícita a lo que, se entiende, son los árboles y el cielo de Palermo. El Planetario representado revive el solar que ha sido cuna de la práctica de todos los deportes antes que ningún otro lugar de América latina.

La letra "P" presenta un ornamento fileteado de cuño porteño. El emblema posee un lenguaje heráldico que obliga a su lectura y al desciframiento, lo que es concebido como de alto valor educativo.

 Su autor es José Rodríguez, fundador y presidente de la Asoc. Vecinal Ravicon

Día del Barrio de Palermo

La Ordenanza 43.653 (B.M. Nro. 18.587 del 02/08/89) instituye el 25 de junio  como el "Día del Barrio de Palermo"

Arroyo Maldonado

 

 

 

 

 

 

 

El arroyo Maldonado fue uno de los límites naturales de la ciudad, antes que los barrios de Belgrano y Flores fueran incorporados en 1887.

El 22 de mayo de 1814 se inauguró el primer puente estable que tuvo la ciudad de Buenos Aires, en el cruce del Maldonado con la huella que luego se convirtió en la Avenida Santa Fe. Este puente fue mejorado posteriormente; en 1880 existía en ese lugar un amplio puente de sillería, ladrillos con arcos, los restos del mismo actualmente están soterrados.

El 28 de octubre de 1833, en el marco de la llamada "Revolución de los Restauradores", se enfrentaron en sus márgenes el Coronel Manuel de Olazábal y el Jefe Revolucionario, el también Coronel Martín Hidalgo.

En el plano topográfico de Adolfo Sordeaux (1850) se lo ve recorriendo la llanura deshabitada y al cruzar "Palermo de San Benito" se interna por una zona dequintas como la entonces llamada Chacarita de los Colegiales que dio origen a los barrios de Chacarita y de Colegiales respectivamente mientras era oteado desde el vidriado mirador ubicado en el casco histórico de la Finca Comastri. Siguiendo su curso desde sus nacientes hasta su desembocadura el Maldonado tenía un poco acentuado recodo que discurría desde el actual encuentro de la avenida Juan Bautista Justo con la calle Paysandú hasta el encuentro de la avenida Warnes con la avenida Dorrego luego torcía rumbo sur siguiendo su curso por las manzanas (rellenadas desde 1900) que iban desde aproximadamente la intersección de la avenida Dorrego con la calle Muñecas, de allí en rumbo sureste alcanzaba a la breve avenida Thames en su cruce con la calle Murillo, luego seguía hacia el este por manzanas hoy rellenadas hasta alcanzar la calle Juan Ramírez de Velazco para continuar su curso nuevamente por el tramo que hoy corresponde a la Av. Juan Bautista Justo, luego (siempre rumbo al este) bajo la avenida intendente Bullrich y luego -nuevamente- por el tramo de la Av. Dorrego hasta (aunque ya bajo los bosques del Parque de Palermo) desembocar en el Río de la Plata. A la altura de lo que hoy día es la Avenida Santa Fe existía un puente en las tierras de un tal Bollini. En la zona conocida como la Chacarita de los Colegiales formaba la ya citada pronunciada curva.

Las inundaciones eran habituales algunos vecinos comentan "Al producirse inundaciones se escuchaban pitadas de los agentes de policía, y en seguida aparecían los bomberos, provistos de botes, particularmente inundable era y es la zona del cruce de la Av. J. B. Justo con la calle Camargo en Villa Crespo, en ese punto antes del entubado existió una pequeña laguna. Eran frecuentes que los vecinos se subieran a los techos de las casas, porque en oportunidades el agua subía dos metros sobre el nivel del suelo". En diversos puntos de su curso unos puentes o pasarelas metálicas ayudaban a pasarlo.

Debutó siendo las orillas, el arrabal salvaje, cada vez más cercano y peligroso porque se iba poblando con la ralea humana que desembocaba con facilidad en el delito y el vicio, antes que en el trabajo. Zona belicosa y traicionera. Tierra de nadie, áspera y matrera. Se constituyó en los bajos fondos, que solo podía ser habitada por sectores socialmente excluidos.

También los inmigrantes arribados después de los años '80 del siglo XIX, encontraron albergue barato en la zona. Es la época en que se edificó Villa Crespo, sobre terrenos que pertenecieron a la quinta de Lebrero a fines del gobierno de Rosas. Su cuna fue una fábrica de calzado establecida hacia 1888, año en que también se remataron parcelas aledañas. Loteos baratos que se poblaron de obreros que encontraban conchabo en la fábrica cercana.

De ahí que el arroyo Maldonado presentara la alternancia de artesanos, obreros, proscriptos políticos luchadores y protestatarios, inmigrantes y nativos, con aventureros y fugitivos, la peor resaca social, el malevaje letal de caballo, chambergo y cuchillo. En aquellos días ser obrero o agitador era casi lo mismo que ser ladrón, estafador o asesino.

Cerca del Maldonado, por Palermo hubo un lugar famoso: lo de "Hansen" (como reza el tango: "Te acordás hermano / la rubia Mireya / , que quité en lo de Hansen / al guapo Rivera.."), que los conocedores definirían como una mezcla de prostíbulo suntuario con restaurante. Para otros un precursor del cabaré. Fue entonces que el arroyo Maldonado entró al mito porteño, donde sería perpetuado en un mundo de ensueño y nostalgia del ayer.

El arroyo se convirtió en un depósito de chatarra. En épocas de lluvia, se formaba un gran lago de agua sucia, lo que era peligroso cuando se inundaba y rebalsaba, lo que convirtió la zona, en terrenos pocos valuados. Cabe mencionar que Jorge Luis Borges durante su niñez vivió en la zona del barrio de Palermo cercana a este arroyo y en algunos de sus relatos hace mención a los guapos y compadres así como a los prostíbulos que estos frecuentaban en sus orillas.

El 2 de abril de 1903, un pescador del Río de la Plata, patrón de una lancha llamada "Destino del Cielo", pescó una ballena de casi 30 metros de largo y 200 toneladas de peso en la desembocadura del arroyo. Ya muerta, la remolcó hasta Berazategui, apareciendo fotografiada en los periódicos del día.

Un proyecto presentado a inicios de siglo XX suponía hacer íntegramente navegable el arroyo Maldonado al unirlo en su curso alto con el Riachuelo (o Río de la Matanza); este plan pronto fue dejado de lado.

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Patrono de la ciudad de Buenos Aires

 

 

Cumpliendo con una antigua tradición, don Juan de Garay y los primeros miembros del cabildo, unos días después de fundada la Ciudad, el 20 de octubre de 1580, se reunieron para darle un santo como Protector y Patrono. La suerte recayó en San Martín. La historia que tiempo después fue pasando de boca en boca hasta el día de hoy es que los vecinos, al ver el nombre de un “santo francés”, se negaron a que fuera protector de una ciudad de las colonias españolas. Reiteraron la elección, y por tres veces salió el mismo nombre, considerando de esa forma que era Dios mismo quien quería ese santo patronazgo. Lo cierto es que desde el día de la elección San Martín de Tours pasó a ser parte importante de la historia y la vida de la Ciudad de Buenos Aires.

Martín de Tours, nació en Hungría hace casi 1700 años, allá por el año 316. Recibió su educación en Pavía, Italia, y aunque se sentía inclinado por la Religión, su padre que era tribuno militar, lo hizo entrar en la guardia imperial romana a la edad de 15 años, en la que sirvió a caballo, primero en Italia y luego en Galia (hoy Francia); de allí le vino el apodo de “Caballero”.

Cuando contaba con 21 años, un frío día de invierno entra la tropa romana a la ciudad de Amiens, Francia, y Martín encuentra cerca de la puerta de la ciudad a un mendigo tiritando de frío, a quien da la mitad de su capa, pues la otra mitad pertenece al ejército romano. En la noche siguiente, Cristo se le aparece vestido con la media capa para agradecerle su gesto, diciéndole: "Hoy me cubriste con tu manto". 

Martín decide entonces dejar el ejército romano y servir a Dios, lo cual no puede hacer de inmediato, al negarle su licencia de retiro el emperador, el César Juliano. Cuando las legiones romanas se alistaban para entrar en combate contra los invasores bárbaros, Juliano pasaba delante de las legiones alineadas en perfecto orden, dando un incentivo económico a cada soldado. Aproximándose a Juliano, Martín le dijo: "Hasta ahora, César, he luchado por ti; permite que ahora luche por Dios. El que tenga intención de continuar siendo soldado que acepte tu donativo; yo soy soldado de Cristo, no me es lícito seguir en el ejército".

Juliano no permitiría entre sus tropas ni la deserción ni la disensión. Lo podría mandar a ejecutar, pero Martín era apreciado por los soldados y hacerlo bajaría la moral y ocasionaría descontento en la tropa en la víspera de la batalla, por lo que prefirió desacreditar a Martín diciéndole con voz potente: "Los bárbaros nos atacarán mañana y hemos de responder con contundencia, la seguridad del Imperio peligra. Tu actitud, querido Martín, parece que está más motivada por el miedo que por tus convicciones religiosas. Dices ser cristiano, es decir, cobarde. Tienes miedo de enfrentarte al enemigo".

Lleno del Espíritu de Dios, Martín respondió: "Mañana, al amanecer, cuando sitúes tus legiones en orden de combate, déjame en primera línea, sin armas, sin escudo y sin casco y me internaré tranquilo en las filas enemigas. Así te probaré mi valor y mi fidelidad y te demostraré que el miedo que tengo no es a morir sino a derramar la sangre de otros hombres".

Así se acordó. Increíblemente, por la mañana los bárbaros pidieron la paz y se rindieron. Las crónicas oficiales anotaron que los bárbaros no se atrevieron a enfrentarse a la pericia militar de Juliano. Pero algunos legionarios afirmaron que lo que realmente les espantó fue el haber sabido, gracias a sus espías, que los romanos estaban tan seguros de la victoria que había soldados que acudirían al combate sin armas. Juliano no tuvo más remedio que permitirle a Martín dejar la vida militar.

Inmediatamente después, Martín se bautiza y se une a los discípulos de San Hilario en la ciudad de Poitiers. Al cabo de unos años se retiró a una pequeña isla cerca de Génova, llevando una vida de silencio, oración, estudio de las Sagradas Escrituras, meditación y austeridad, como ermitaño. Pero San Hilario le pidió que regresara a Poitiers y allí San Martín fundó el primer monasterio que hubo en Francia, en la localidad de Ligugé. 

Los habitantes de los alrededores consiguieron por sus oraciones y bendiciones, muchas curaciones y prodigios. Cuando después le preguntaban qué profesiones había ejercido respondía: "fui soldado por obligación y por deber, y monje por inclinación y para salvar mi alma".

Un día fue invitado a Tours con el pretexto de que lo necesitaba un enfermo grave, pero era que el pueblo quería elegirlo obispo. Apenas estuvo en la catedral toda la multitud lo aclamó como obispo de Tours, pero Martín, por humildad, se escapó y se ocultó en un escondrijo, pero fue delatado por el ruido de un ganso que no paraba de dar graznidos. Allí lo encontraron y por más que él se declarara indigno de recibir ese cargo, lo obligaron a aceptar. Por eso en algunas estampas se representa un ganso al lado del santo. Así, en el año 370 es consagrado obispo de Tours (Francia).

Uno de sus primeros actos fue fundar otro monasterio, el de Marmoutiers, que rápidamente contó con 80 monjes. Durante su ministerio en Tours luchó contra el paganismo, la adoración a falsos ídolos y contribuyó especialmente en la divulgación de la fe cristiana, aunque esto no siempre le fue fácil. 

Recorrió todo el territorio de su diócesis dejando en cada pueblo un sacerdote. Él fue fundador de las parroquias rurales en Francia. Dice San Sulpicio, su biógrafo y discípulo, que la gente se admiraba al ver a Martín siempre de buen genio, alegre y amable. Que en su trato empleaba la más exquisita bondad con todos.

En los 27 años que fue obispo se ganó el cariño de todo su pueblo, y su caridad era inagotable con los necesitados. Los únicos que no lo querían eran ciertos tipos que querían seguir viviendo con sus vicios, pero el santo no los dejaba. De uno de ellos, que inventaba toda clase de cuentos contra San Martín, porque éste le criticaba sus malas costumbres, dijo el santo cuando le aconsejaron que lo debía hacer castigar: "Si Cristo soportó a Judas, ¿por qué no he de soportar yo a este que me traiciona?".

Con varios empleados oficiales tuvo fuertes discusiones, porque torturaban a los prisioneros para que declararan sus delitos. Nuestro santo se oponía totalmente a esto, y aunque por ello se ganó la enemistad de altos funcionarios, no permitía la tortura.

Martín supo por revelación cuándo le iba a llegar la muerte y comunicó la noticia a sus numerosos discípulos. Estos se reunieron junto a su lecho de enfermo y le suplicaban llorando: "¿Te alejas padre de nosotros, y nos dejas huérfanos y solos y desamparados?". En respuesta, el santo mira hacia el cielo y ora: "Señor, si en algo puedo ser útil todavía, no rehuso ni rechazo cualquier trabajo y ocupación que me quieras mandar".

Pero Dios decidió que ya había trabajado y sufrido bastante y se lo llevó a que recibiera en el cielo el premio por sus grandes labores en la tierra. Falleció en Candes, Francia, en el año 397, a la edad de 81. 

El medio manto de San Martín (el que cortó con la espada para dar al pobre) fue guardado en una urna y se le construyó un pequeño santuario para guardar esa reliquia. Como en latín para decir "medio manto" se dice "capilla", la gente decía: "Vamos a orar donde está la capilla". Y de ahí viene el nombre de capilla, que se da a los pequeños salones que se hacen para orar.

Es patrono de los soldados, tejedores y fabricantes textiles. Patrono de Francia, de Hungría y de las ciudades de Utrecht en Holanda y Buenos Aires, Argentina, entre muchas otras. En México, es patrono de Acayucan, San Martín Texmelucan y Tixtla de Guerrero. Santo muy venerado en todo el mundo, tiene bajo su patronazgo miles de parroquias a lo largo de Europa y América Latina. 

Los Canillitas Porteños

Canillita y Lustrabotas

Eran en su mayoría criaturas desamparadas que se ganaban la vida vendiendo diarios. Conocían el hambre y "la calle" (lo peor de ella) desde muy temprano.

Difíciles de controlar, sorteaban con habilidad felina el cada vez más peligroso tráfico de la ciudad subiéndose a los tranvías para "vocear" las noticias, muchas veces con ingeniosas noticias inventadas.

No pocos terminaron muertos en las calles a causa del frío o bajo las ruedas de algún tranvía, o quedaron incapacitados, sus "colegas" hacían "la vaquita" para aliviarle la situación o algún buen samaritano organizaba algún evento para recaudar fondos.

Con el paso de los años algunos se convirtieron en "veteranos" y eran conocidos por sus apodos: El Patilla, Calucho, El Turquito, El Dr. Palacios (porque arengaba a los demás en los "meetings"), Tanito, El Cívico (La Revolución del '90 lo encontró en el foco), El Diablo, Linusa, Laucha, Galera, Goruta.

A otros se los respetaba más y se los llamaba por su nombre, como Juan Pedro Aguilar que era un eximio dibujante nato, pero debía "pagar la pieza" y comer...

En junio de 1911 salió "El Canillita" que fue su primer periódico.

Finalmente en 1920, a raíz de un accidente de tranvía en el cual un pequeño vendedor perdió ambas piernas, intervino el Patronato de Menores y la Jefatura de Policía emitió un edicto:

"Desde el 1° de diciembre próximo ningún menor de 18 años de edad podrá dedicarse a la venta o distribución de diarios, periódicos u otras publicaciones en la vía pública o parajes públicos o al ejercicio de oficios lejos de la vigilancia de sus padres o guardadores sin la habilitación correspondiente."

Esa habilitación era una credencial y una plaqueta numerada que debían tener a la vista "a la altura del pecho y a la izquierda de las ropas".

"A esto inspira la ley. A evitar la promiscuidad de tanto chiquillo, librado a los instintos y al azar de las circunstancias; a cortar de raíz expoliaciones que no trascienden a la mayoría de los transeúntes; a extirpar el germen del vicio, encauzar las conciencias y formar generaciones capaces de mayor utilidad colectiva."

El 9 de julio de 1928 por iniciativa de Sara Quiroga fue inaugurada "La Casa del Canillita" una especie de hogar-escuela en la calle Lavalle 1664, donde les enseñaban a leer y escribir, además de oficios para abrirse camino y sacarlos de las calles.

Tiempo después abrió "Unión Recorridos de Diarios y Revistas con protección al Canitlllita" en Cangallo (Perón) y Azcuénaga, allí funcionaban sus consultorios médicos, su primer socio fue Roque Zicardi que hacía su recorrido por Flores.

Ellos gestionaron la repatriación de los restos de Florencio Sánchez que había fallecido en Italia en 1910.

Hacia 1935 funcionaba además una "Caja de Socorros" y la "Sociedad de Socorros Mutuos de Vendedores de Diarios" su primer presidente fue José Isola, el hijo de "La China María".  

El 12 de octubre de 1937 los artistas de Radio Splendid, aprovechando la afluencia de público con motivo de la inauguración del primer tramo de la Av. 9 de Julio, salieron a vender "La acción del Canillita" para reunir fondos para el "primer comedor canillita porteño" que abrió muy poco tiempo después en Bernardo de Yrigoyen 545.

Un dato poco conocido: el autor de la partitura del sainete Canillita de Florencio Sánchez fue Don Cayetano Silva, el autor de la Marcha de San Lorenzo.

 

Durante la segunda década del 1800, se instala en los arrabales de Buenos Aires la tradición gauchesca de las carreras cuatreras, cuyas primeras competencias se realizaron en las quintas de Reid y de White, siendo el primer antecedente del Hipódromo Argentino

Las competencias ecuestres atraían a gran cantidad de público, incluyendo a los descendientes de ingleses, quienes añoraban el gran Derby Royal Ascot;  y en 1857 se construyó el Hipódromo de Belgrano entre las calles, hoy denominadas, Melián, Pampa, Olazábal y Cramer. Este hipódromo funcionaba con poca regularidad, y en 1875, cierra definitivamente con su última carrera.

Durante los inicios de ese año, 1875, la Sociedad Hipódromo Argentino (SHA) junto a la Municipalidad de Buenos Aires, comienzan a diagramar el desplazamiento del hipódromo hacia la zona del Parque Tres de Febrero, sobre un terreno que había pertenecido a la familia Rosas-Ezcurra.

El Señor Néstor París dirigió el emprendimiento de la obra inicial; la edificación consistía en una gran tribuna para 1.600 personas, 40 palcos exclusivos para familias, y un restaurante derivado desde el Hotel de La Paix; todas construcciones emplazadas sobre una superficie de 60 hectáreas, y finalizadas en marzo de 1876. El Hipódromo Argentino presenta un nivel equivalente a los espacios hípicos de renombre mundial como los de Ascot y Epsom de Inglaterra, con el claro beneficio de encontrarse emplazado en las cercanías de la ciudad.

Se estipuló el día 23 de abril para la inauguración, pero por una torrencial lluvia tuvo que ser postergada, y fue concretada el día 7 de mayo de 1876. Más de 10.000 personas se desplazaron para el evento, quienes colapsaron el sistema de transporte de trenes y tranvías de la época, y disfrutaron del triunfo del caballo Resbaloso en la primera competición. El 5 de octubre de 1884, se corrió el Primer Gran Premio Nacional, Souvenir el caballo ganador, fue montado por un jinete de sólo 8 años de edad.

En 1892, el predio fue cedido al Jockey Club para su usufructo, por el gobierno de Carlos Pellegrini, quien junto a otros presidentes y personalidades aristocráticas de cada momento histórico frecuentaron las instalaciones del hipódromo, incluyendo al cantor de fama mundial, Carlos Gardel.

La Tribuna Oficial se inauguró en 1908, diseñada y construida por el arquitecto francés Louis Faure Dujarric sobre la base del estilo clásico francés del siglo XVII, reemplazó a la anterior edificación, y se incrementó su capacidad para 2.000 personas. En el año 1911, se edificó la Confitería París, que junto a la Tribuna Oficial, hoy, son parte del patrimonio arquitectónico-cultural de la Ciudad Autónoma de Bs. As.

Recién en el año 1953 se nombra al Hipódromo Argentino, como Hipódromo Argentino de Palermo. Hoy, conserva tres tribunas: la Oficial, la Especial, y el Paddock, rotonda de exhibición cercana a los boxes.

 

Historia del Hipódromo

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